Las superficies minerales, enlucidas o alisadas, pueden resultar calcáreas y en algunos casos pobres en conglomerante y, por tanto, con escasa resistencia mecánica. La realización de acabados sobre superficies inadecuadas puede provocar con el tiempo, debido a las tensiones que se forman entre las distintas capas, microfisuras a partir de las cuales el agua desencadenará su acción degradante.
El problema descrito anteriormente se produce también en pinturas antiguas, ahora estéticamente degradadas pero aún resistentes, para las que se pretende realizar una intervención de acabado superpuesta.