Los acabados a base de cal tienen un alto valor estético. Al mismo tiempo, son, desde su aplicación, extremadamente delicadas y sensibles a las inclemencias del tiempo y a las agresiones externas, que pueden alterar su color, provocando manchas y decoloración.
En particular, durante su fase de endurecimiento, son muy sensibles al lavado con agua, ya que pueden provocar la fuga de carbonatos del acabado, con el consiguiente daño a los pigmentos y al efecto estético. Durante la fase de maduración, los soportes presentan un pH muy alcalino, factor que limita la eficacia de los tratamientos protectores tradicionales, requiriendo soluciones específicas.